Erika Diettes

 Sudarios


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Fotografía digital en blanco y negro

Impresión sobre seda

2.28 x 1.34 m


Sudarios

2011

Históricamente la guerra ha dirigido el papel de la mujer hacia los lugares más oscuros del horror, convirtiéndola no solo en víctima mortal, sino también en arma, botín y testigo sobreviviente. El conflicto armado interno colombiano no es la excepción, ya que las mujeres víctimas se cuentan por cientos de miles, padeciendo crímenes tan atroces como homicidio, violencia sexual, desaparición forzada, amputaciones por minas antipersonales, reclutamiento ilícito y/o secuestro. “El acontecimiento traumático, como sostiene Dominick LaCapra, tiene su mayor y más claramente injustificable efecto sobre la víctima, pero de maneras diferentes afecta también a cualquiera que entre en contacto con él: victimario, colaboracionista, testigo, resistente, los nacidos a posteriori” 

El sudario es la tela que envuelve a una persona fallecida para ser enterrada, según los usos de diferentes creencias. En esta tela queda impregnada la imagen del rostro y la corporalidad del difunto. Sudarios es una obra constituida por veinte fotografías digitales en blanco y negro impresas sobre sedas en formatos de 228 x 134 cm. Cada fotografía muestra el rostro en primer plano de una mujer. La disposición de las sedas, en alturas diferentes, permite al espectador tener una visión general de todos los rostros, conformando una imagen a partir de las otras, aludiendo así a un dolor colectivo. La obra ha sido expuesta en 12 ciudades de 7 países (Polonia, República Dominicana, Australia, México, Argentina, Estados Unidos y Colombia), siempre en lugares sagrados, como iglesias, templos, capillas y monasterios. El espacio exequial enaltece la obra de Diettes y le proporciona una dimensión espiritual que transfigura el silencio y la ausencia en oración porque, como escribe Aharon Appelfeld, “solo el arte tiene el poder de sacar el sufrimiento del abismo”. En el espectador se establece, en consecuencia, una conexión entre imagen fotografiada y trascendencia.

Erika Diettes es testigo de narraciones aterradoras en su obra Sudarios. Allí, mujeres obligadas a presenciar los asesinatos de sus familiares, relatan ante la artista y el lente de su cámara, los detalles del momento en que sus vidas dejaron de ser eso precisamente, el momento en que las más horrorosas imágenes se llevaron algo de ellas para siempre. Ante tanto dolor, el espectador no puede sino plantearse las mismas preguntas que Alberto Manguel ante la obra de Picasso “Mujer llorando”: “¿Cómo es posible que podamos soportar el espectáculo de esta aflicción en extremo privada? ¿Qué falta en el retrato que nos permite como extraños entrar con tanta facilidad en su ámbito y apiadarnos de él y admirarlo al mismo tiempo?” 

Al igual que en todos los trabajos de Diettes, el proceso en el que se forja la obra resulta fundamental. El encuentro de la artista con cada mujer-testigo no consiste en una entrevista aséptica de preguntas-respuestas sino que le brinda mucho más, un espacio para lo que Primo Levi denominaba “il bisogno di racontare”. Cuando el dolor del testimonio dibuja en cada rostro el punto más álgido de esa fusión de sensaciones y recuerdos, el dedo de la artista acciona el obturador. Nada tienen que ver estas imágenes con el amarillismo que captura la imagen de la violencia. Tampoco con la trivialidad del mejor ángulo. Tiene que ver con la manera con la que la precisión de la ritualidad en la que se toman y presentan estas imágenes abren espacios psíquicos.

Las mujeres son ahora seres etéreos, ellas y su representación. Parece que ya no pertenecen a este plano, pero tampoco al inframundo. El montaje mismo de su obra refuerza ese carácter de seres que están en un punto entre las tinieblas y la luz, entre el final de la vida y el comienzo de la muerte, o viceversa; hasta tal punto que parecen entender la esencia del crepúsculo, porque habitan allí… Entienden su naturaleza. Las mujeres, a través del despojo de sus prendas, envían un mensaje, concentrado en los rostros, de tal densidad que se necesita tiempo para que no se escape tanto dolor condensado en una mirada o una no-mirada. Es la fuerza inconmensurable de lo sutil lo que nos permiten presenciar estas mujeres y los testimonios revelados en sus rostros. Sudarios convierte en testigo del horror a cada espectador, construyendo una relación entre lo íntimo del relato y lo público de las imágenes, dando lugar a una memoria que dignifique la muerte de las víctimas.

 

 

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Exhibiciones

2019

Catedral de Liverpool

Liverpool, England

2018

Santuario San Pedro Claver

Cartagena, Colombia

2017

Parroquia del Verbo Encarnado y de la Sagrada Familia

Ciudad de México, México

2016
MOCRA- Museum of contemporary Religious Art

St Louis MO, USA

2016
Museo Rayo

Roldanillo (Valle), Colombia


2016

Paroquia Nossa Senhora da Paz

São Paulo, BRASIL.

2015
MFA Museum of Fine Arts

Houston TX, USA


2015
Iglesia de San José

Madrid, España

2015
Mosteiro de São Bento da Bahia

Salvador de Bahia, Brasil

2014
Koscioł oo. Jezuitów, ul, Szewska

(Capilla Jesuita) Poznan, Polonia

2014
St. Canice Church

Sydney, Australia

2013
IHM Retreat Center Chapel

Santa Fe NM, USA

2013
Mining Exchange

Ballarat, Australia

2012
Iglesia de Chiquinquirá

(La Chinca) Santafé de Antioquia, Colombia

 

2012
Templo El Señor de las Misericordias

Medellín, Colombia

2012
Monasterio de Santa Catalina

Buenos Aires, Argentina

2012
Capilla de Jesús Resucitado

Barichara, Colombia

2012
Capilla de Los Remedios

Santo Domingo, República Dominicana

2012
Ex Teresa-Arte Actual

Ciudad de México, México

2012
Trinity Episcopal Church

Houston TX, USA

2011
Museo Iglesia de Santa Clara

Bogotá D.C. Colombia